Sustitución de calderas de gasóleo por bombas de calor de aerotermia, un mercado en crecimiento

El mercado de la sustitución de calderas de gasóleo por bombas de calor ha empezado a desarrollarse y, sin duda, en los próximos años crecerá de manera exponencial por diversas razones. En primer lugar, porque es algo que ya está sucediendo en Europa, por ejemplo, en Francia se han instalado en 2019 más de 100.000 bombas de calor en sustitución de calderas, y en Portugal más del 50% de las aerotermias que se instalan se montan para sustituir calderas.

En segundo lugar, la tendencia hacia las energías limpias está implicando la electrificación del sistema energético. Como ejemplo, la nueva reglamentación de autoconsumo eléctrico está impulsando el uso de energías renovables eléctricas de una manera muy importante. Cabe recordar que la aerotermia es un equipo que consume energía renovable del aire.

También es muy importante tener en cuenta que actualmente ya existen subvenciones en diferentes comunidades autónomas para la sustitución de una caldera por una aerotermia.


Beneficios para el usuario


Menor coste de la factura energética: el principal beneficio para el usuario, como es evidente, es el ahorro económico que tendrá en su factura energética. Considerando un consumo medio de 2.000 litros año de gasóleo, estimamos que al precio actual (pre-crisis del Covid-19) del gasóleo, el ahorro medio anual sería de unos 400 €, sin embargo, si de cara al futuro el gasóleo de calefacción dejase de estar subvencionado, como sucede en el resto de Europa, el ahorro podría ser superior a los 800 € anuales.

Además, la factura energética de la vivienda se fracciona, o sea, en vez de pagar, por ejemplo, 1.500 € en una sola vez por recargar el depósito de gasóleo, la factura energética se pagaría mensualmente (en la factura eléctrica).

Mayor confort en la vivienda: el hecho de que el gasto energético de las viviendas sea inferior implicará también que el uso de la calefacción en estas sea diferente. En muchas viviendas con calderas de gasóleo y debido al coste elevado de la energía, la calefacción únicamente se pone en marcha en unas horas muy determinadas, por ejemplo, únicamente por la noche durante 2 horas cuando el usuario está en casa, el resto del tiempo está parada.

En cambio, al instalar una bomba de calor, que va a tener un consumo inferior, el sistema de calefacción podrá estar encendido más horas, sin que por esto la factura energética se dispare. Esto implicará un mayor confort para el usuario, dado que la vivienda permanecerá más horas calefactada, reduciendo además la humedad de esta. O sea, el usuario contará con un mayor confort con un menor coste energético.

Más espacio en la vivienda: en las instalaciones con calderas de gasóleo es necesario que exista un depósito para el combustible. Si se sustituye la caldera con una bomba de calor, este depósito se puede eliminar de la vivienda, lo que implica contar con más espacio. Este se puede utilizar para otros usos, por ejemplo, ubicar un armario, o algún electrodoméstico.

Eliminación de olores: el gasóleo es un combustible con un olor poco agradable. Eliminar la caldera y el depósito de gasóleo significa también eliminar el olor a gasóleo la vivienda.

Vivienda más sostenible: con la instalación de la bomba de calor se deja de emitir humo a la atmósfera, o sea, CO2, Lo que hará que la vivienda sea mucho más sostenible.

Aspectos de utilización para el usuario: el instalador deberá explicar al usuario cómo funciona su instalación de calefacción con la bomba de calor, fundamentalmente, teniendo en cuenta que la bomba de calor produce calor a menor temperatura, y esto implica un uso del sistema un poco diferente al que el usuario estaba acostumbrado.

En primer lugar, el usuario deberá conocer que la vivienda no se puede dejar enfriar completamente y calentarla solo cuando se está en casa. Normalmente, los usuarios que cuentan con una caldera de gasóleo, están acostumbrados a apagar completamente la calefacción cuando no están en casa, haciendo que la temperatura de la vivienda disminuya en gran medida, y sólo cuando están en casa calientan la vivienda a la temperatura de confort deseada. El calentamiento de una caldera de gasóleo es muy rápido, dado que puede trabajar con temperaturas de impulsión de hasta 80ºC, lo que implica también un consumo energético mayor.

En cambio, las bombas de calor trabajan con una temperatura muy inferior, entre 45ºC y 50ºC, lo que implica que la velocidad de calentamiento es inferior. Así pues, la vivienda se deberá mantener dentro de unos límites de temperatura, por ejemplo, cuando el usuario no está en casa a 18ºC o 19ºC, y cuando el usuario está en casa a 20ºC o 21ºC. Esto no implicará un consumo energético más elevado, y en cambio mejorará mucho el confort de la vivienda.

En segundo lugar, es importante informar al usuario que lo radiadores trabajan a una menor temperatura, o sea, cuando se acerquen al radiador no lo notarán muy caliente sino más bien tibio, eso no implica un menor confort dado que la temperatura del ambiente será la correcta, y sin embargo, sí supondrá un ahorro energético muy importante.

¿Qué aspectos de instalación se deben tener en cuenta a la hora de sustituir una caldera por una bomba de calor?


Utilización de los radiadores existentes: cualquier tipo de radiador, sea de aluminio o bien de hierro fundido, puede funcionar correctamente con una bomba de calor, dado que su emisión de calor es elevada con temperaturas de funcionamiento bajas, de entre 45ºC y 50ºC.

Se debe tener en cuenta, qué tipo de instalación hay en la vivienda, si es monotubo o bien bitubo. Las instalaciones bitubo funcionan perfectamente con bombas de calor, sin embargo, las instalaciones monotubo pueden mostrar deficiencias en el funcionamiento junto a una bomba de calor en función de su diseño.
Lo habitual, es que no sea necesario tener que ampliar los elementos de radiador. En primer lugar, porque en las instalaciones de calefacción antiguas los radiadores se sobredimensionaban. Además, es habitual que en la vivienda se haya hecho alguna remodelación que haya mejorado la eficiencia energética de esta posteriormente a la instalación del sistema de calefacción, por ejemplo, la sustitución de las ventanas de madera por ventanas de aluminio o PVC, esto habrá supuesto una disminución importante en la potencia requerida para calefactar la vivienda.

En todo caso, si el instalador no está seguro de que manteniendo los mismos elementos de radiador la vivienda se vaya a calentar adecuadamente, podrá hacer una prueba usando la caldera actual con temperaturas de impulsión de 45ºC o 50ºC. En una o dos semanas podrá preguntar al usuario si el confort de la vivienda era el adecuado o, si, por el contrario, en alguna de las habitaciones la temperatura ha sido menor de lo esperado. Será solo en esa estancia donde se hará necesario ampliar los elementos de radiador.

Modificaciones en la instalación hidráulica: 
¿Se debe utilizar depósito de inercia?: el aspecto principal a tener en cuenta en la instalación de una bomba de calor, es que debe haber en la instalación un volumen mínimo de agua de 3 litros por cada kW instalado, así pues, si se instala una bomba de calor de 11 kW, como mínimo deberá haber 33 litros de agua en la instalación.

Lo recomendable, es utilizar un depósito de inercia, dado que aunque en los radiadores haya más volumen que lo indicado anteriormente, el hecho de que existan válvulas termostáticas en estos hará que en algún momento el volumen de agua sea inferior al necesario para el correcto funcionamiento. Además, el coste de un depósito de inercia es muy inferior al coste de la bomba de calor.

Como conclusión, para asegurar el correcto funcionamiento de la instalación con una bomba de calor, es óptimo instalar un depósito de inercia.

¿Se puede utilizar el circulador que exista en la instalación?: el caudal de agua en una instalación con bomba de calor debe ser superior al requerido por una caldera, dado que al trabajar a menor temperatura el salto térmico necesario en la instalación debe ser inferior. lo habitual con una caldera es trabajar con una temperatura de impulsión aproximadamente de 75ºC con un retorno de 60ºC, o sea, un salto térmico de 15ºC. Para una bomba de calor la temperatura de impulsión debe ser de como máximo 50ºC, con una temperatura de retorno de unos 42ºC, o sea, un salto térmico de 8ºC.

Para saber si el circulador existente puede ser utilizado junto con la bomba de calor lo que se debería hacer es poner a funcionar a este a la máxima velocidad y comprobar si el salto térmico es el adecuado. Sino, lo recomendable es sustituirlo por uno de mayor potencia.

Limpieza de la instalación e instalación de un filtro: las bombas de calor cuentan con intercambiadores de placas con pasos de agua muy estrechos. Para evitar que estos pasos se puedan taponar es necesario que el instalador antes de montar la bomba de calor limpie completamente la instalación existente. Además, es necesario instalar un filtro que evite que las impurezas puedan acabar dañando al equipo.

– Ubicación de la unidad exterior: la unidad exterior, como su propio nombre indica, se debe instalar en el exterior de la vivienda. Dado su nivel sonoro, se debe buscar una ubicación que no moleste al usuario ni a los posibles vecinos cercanos. Donde no se puede ubicar es, por ejemplo, al lado de la ventana de un dormitorio, dado que el funcionamiento de la máquina perjudicará el descanso del propietario.


Conclusiones


La sustitución de una caldera de gasóleo por una bomba de calor es una solución óptima para los usuarios y que garantiza el funcionamiento futuro de la instalación, dado que garantiza unos costes energéticos reducidos en su vida útil.

Además, su instalación es relativamente sencilla, normalmente no es requerido ampliar los radiadores de la instalación, y únicamente se deberá tener en cuenta que la cantidad de agua en la instalación y el caudal sean los correctos.

Sin lugar a dudas, va a ser un negocio muy importante en el futuro para los instaladores, quienes deberán estar formados para acometer las sustituciones de una manera correcta.

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